martes, 21 de diciembre de 2010

Cinco segundos.

Un abrazo de cinco segundos jamás dio tanto que pensar. Un segundo para agarrarte fuerte
y cuatro para no querer soltarte jamás. Espontáneo. Ya te tenía entre mis brazos, notaba cada músculo de tu pecho en el mío. Mis manos agarraban tu espalda, y memorizaban sus medidas. Sí, perfecto. Tus manos envolvían mi cintura. Sí, perfecto.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Gritar, pero con amor

La música empezó a invadir mi cuerpo poco a poco. Notaba como por mis venas no circulaba sangre, eran corrientes de electricidad, notas de música y rock & roll. Mientras que el guitarrista alto hacía su solo, mis pelos se ponían de punta. Sentía como amaba esa música, como era su salida de emergencia, su forma de expresión. Un gracias por todo y... luces apagadas. Un tal Mister Leiva encendió una gran lámpara y dio las buenas noches. Empezaba el show. Gritaba, pero con amor, sintiendo cada frase de cada canción, acordandome de miles de personas, de miles de momentos e incluso de miles de sentimientos en cada estrofa, todo rápido, la canción no daba tiempo a más. El rock & roll se apoderaba de mí por momentos... un Windsor ardía dentro de mí, se medían leones, y lo quería todo, muy poco a poco, pero todo. Dos míseras horas en las que medité con cada frase perfectamente colocada como por casualidad, tantas palabras malsonantes jamás sonaron tan bien. Poemas cantados por dos tios que no tienen otras cosa mejor que hacer. Filosofía de este momento, lírica actual... y nadie jamás le dará la importancia que se debe.