martes, 28 de febrero de 2012

Nunca más.

Nunca contaré con el tiempo que me falta,
nunca más sabré lo que te gusta mi falda,
tampoco moriré de celos al marcharte,
ni tampoco podré volver a abrazarte.

Pero siempre esperaré a que vuelvas sin permiso,
descolocando los muebles en mi cabeza ya
previstos.

Un don.

¿Tenerte lejos?
Un castigo.
¿Que vuelvas sin pedir permiso?
Un don divino.

Cómo me gusta...

Cómo me gusta ser la capitana de tu risa,
cómo me gusta sentir que tu llamada no es perdida,
cómo me gusta notarte cuando vienes a abrazarme,
cómo me gusta ver tus esfuerzos por consolarme,
cómo me gusta oír tu versión de los hechos,
cómo me gusta escuchar que yo no tengo precio,
cómo me gusta saborear el caramelo que es tu boca,
cómo me gusta oler ese perfume que me vuelve loca.